Menores y redes sociales.
La Asociación Profesional Española de Privacidad desea manifestar públicamente su consternación por los acontecimientos acaecidos a una menor que resultó agredida en la localidad sevillana de Utrera por un adulto que había contactado con ella a través de una red social. Este tipo de sucesos debe hacernos reflexionar profundamente sobre las medidas de autoprotección que deben utilizar nuestros niños y adolescentes en Internet. De modo cíclico se van publicando noticias relativas a distintos tipos de comportamientos, agresiones y delitos que afectan a menores. Pornografía infantil, grooming, cyberbullying o sexting, son palabras que desgraciadamente van incorporándose al vocabulario cotidiano de la sociedad española.
Circunstancias como la que motivan esta nota deben movernos a la reflexión. Culpar de todo al medio seguramente es la solución más sencilla, pero también la más peligrosa. No puede prohibirse a nuestros hijos usar Internet y todas las barreras y controles serán siempre pocos. Nuestros niños son nativos digitales, son el futuro homo digitalis. Internet comporta socialización, integración en el grupo y comunidad. Internet es el lugar en el que realizan sus trabajos y el medio que les proporciona conocimiento y también ocio.
Desde APEP, se considera que si bien en ciertos rangos de edad el establecimiento de controles informáticos sobre el acceso a determinados entornos y contenidos es fundamental, no es el único medio para protegerlos y a medida en que el menor madura y aprende incluso se vuelven inoperantes y contraproducentes. A nuestro juicio resulta esencial educar a los menores en el conocimiento de las herramientas y en los valores necesarios para manejarlas. Sólo una educación basada en proporcionar capacidades para discriminar lo bueno de lo malo, lo útil de lo fraudulento, y lo nocivo, sólo una educación que transmita valores positivos podrá contribuir a la solución del problema.
En España se desarrolla una encomiable labor de concienciación por distintas entidades públicas y privadas como Inteco, la Agencia Española de Protección de Datos , -y el resto de autoridades de protección de datos como la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid, la Autoridad Catalana de Protección de Datos y la Agencia Vasca de Protección de Datos, programas como Internet Segura de IQUA, y organizaciones como Protégeles y Pantallas Amigas. Estas organizaciones, junto con otras cuyo detalle agotaría esta nota realizan una tarea fundamental a la que la Asociación Profesional Española de Privacidad se unirá a través de sus programas de responsabilidad social corporativa y del voluntariado de sus asociados.
No obstante, nuestra responsabilidad no es otra que subrayar la urgencia de adoptar estrategias de carácter general que aseguren la llegada de estos conocimientos de modo regular e integrado en el aprendizaje escolar y desde aquí nos ponemos a disposición de las autoridades y de la comunidad educativa. Internet, como la vida, exige un aprendizaje constante. Cualquier padre sabe que cruzar la calle es peligroso y por ello se enseña cada día a los niños como hacerlo. En internet debería ocurrir lo mismo.
Por último, debe hacerse un llamamiento a la responsabilidad social corporativa de los proveedores de servicios de internet. Es cierto que no podemos pedirles ser el gendarme que vigila en todo momento. No existe obligación legal para ello y tampoco puede imponerse tal grado de obligación de control que se paralice su actividad. Sin embargo, la inacción de los proveedores es del todo inaceptable. Consideramos que las configuraciones de privacidad deben proteger a nuestros niños. Y entendemos que desde el desarrollo de políticas de responsabilidad social corporativa estas entidades deberían implicarse en el aprendizaje digital de los menores y desarrollar medios que asistan a los menores, les informen sobre el modo adecuado de actuar y en definitiva contribuyan a formar ciudadanos digitales responsables.
Desde APEP no cejaremos en nuestro empeño de contribuir a este esfuerzo.