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Esther Mitjans: La múltiple vigilancia en el entorno digital

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Día Europeo de Protección de Datos 2016

Monográfico de la Asociación Profesional Española de Privacidad

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Esther Mitjans

Profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona

Ex directora de la Autoridad Catalana de Protección de Datos

Miembro del Consejo Asesor de APEP

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Los últimos atentados en París han contribuido más, si cabe, a que baste con que un político invoque la seguridad para acabar con toda discusión o debate sobre la privacidad al considerarla concepto abstracto y poco relevante. A pesar de ello, los usuarios de las redes sociales se siguen quejando de que las tecnologías se utilizan para el control social. Y es cierto, pues los datos masivos, o BIG DATA, permiten que determinadas categorías de personas sean injustamente objeto de sospechas por su perfil o discriminadas por un mal uso de sus datos sensibles.

No obstante, también el rastro que dejan estos usuarios en internet les genera riesgos. El propio individuo se convierte también en vigilante de aquellos con los que se comunica. Va dando sus datos personales y siente curiosidad por la información de los otros. Se asume un riesgo tanto frente a los próximos, ya sean familia, amigos o vecinos, como frente a desconocidos. Muchos temen más este control interpersonal que el de las instituciones estatales.

Pero ¿por qué los ciudadanos siguen dando tanta información personal? Más allá de la necesidad humana de comunicarse, es la industria del entorno digital la que promueve activamente esta divulgación de datos. Las corporaciones multinacionales, sea Google, Apple o Facebook, proclaman que ya no existe privacidad y dejan en manos de los usuarios definir la frontera entre lo público y lo privado, apelando a su autonomía individual y rechazando legislaciones que garantizen precauciones. Estas potentes corporaciones del entorno digital pretenden erigirse como únicos interlocutores de los usuarios. De hecho, el internauta a lo largo del tiempo, puede ir desligándose de su entorno social tradicional, el de sus amigos, vecinos, conciudadanos, sociedad civil y política, nacionalidad e, incluso, de sí mismo. En cambio, la vinculación se va haciendo cada vez más estrecha con las novedosas y adictivas aplicaciones que ofrecen los gigantes de internet. Estos siempre estarán presentes en todas y cualquiera de las relaciones digitales, controlando al ciudadano sin darle información sobre el entorno en el que se mueve. No le informan del uso de sus datos personales ni como sabe donde está ubicado, por ejemplo, a través de la nueva herramienta de localización Pilgrim.

La vigilancia en internet es pues múltiple, no sólo institucional e interpersonal, sino que también hay un entorno vigilante e invisible para muchos usuarios, Google, Facebook u otro proveedor de servicios, que controla nuestras relaciones y comportamientos, nuestro presente, nuestro pasado y, si es así, probablemente controlará nuestro futuro.

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Esther Mitjans

Profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona

Ex directora de la Autoridad Catalana de Protección de Datos

Miembro del Consejo Asesor de APEP

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Puedes acceder al Monografíco de APEP por el Día Europeo de Protección de Datos 2016 en este enlace.

Blanca Granados Escribano
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